Bueno, hoy básicamente copio y pego (y retoco) lo que escribí ayer en el portátil antes de echarme una repadora siesta:
Ya la semana pasada quise volver a escribir y es que no llevo demasiado bien que apenas me quede tiempo para ello. Aunque bueno, no se puede estar en todo y Harry Potter es Harry Potter :-). Aunque lo que no es Harry Potter, tampoco es Harry Potter :-P.
Ya en serio, esta semana se me ha pasado volando. Ahora mismo intento hacer memoria de las cosas que he hecho y me parece que me faltan días. El lunes 17, fue un día raro también. Quizás es que la semana en general ha sido rara, no sé. También me pregunto si no habrá una palabra más “rara” que simbolice mejor lo que siento, pero bueno “rara” creo yo que vale.
Como decía, el lunes resultó ser el cumpleaños de dos personas con las que el año pasado tenía bastante relación pero que este año, y desde hace ya algún tiempo, no. Y resultó ser también el cumpleaños de un compañero de trabajo así que mira por dónde resulta que ya conozco a 3 personas que cumplen ese mismo día. Yendo al cumpleaños importante, mi compañero se lo tenía bien calladito pero lamentablemente para él, una aplicación recuerda a quien corresponda quiénes cumplen años y él no pudo escapar a la ineluctable y fría memoria de la aplicación. Él año que viene lo hará (escapar) :-).
Como además de compañero es amigo, resulta que fui a invitarle a comer aquel día ... pero llegué tarde y ... ya tendré que esperar algo más si quiero invitarle. El resto del día transcurrió como viene siendo más o menos habitual y si digo la verdad, me acuerdo de poco más de la tarde del lunes. La noche, sí que fue algo más memorable pues cuando ya estaba acostado y casi durmiéndome, me llamaron por teléfono para comunicarme la buena nueva. No era otro sino mi compañero a quien habían llamado por la tarde ofreciéndole una vacante de profesor de matemáticas en Córdoba. Esto suponía una gran ilusión, una gran oportunidad así como una gran responsabilidad ya que decides en minutos el futuro de tu vida. Y él eligió bien.
El martes estuvo por allí cerrando cosas y despidiéndose de la poca gente que tuvo. Pendiente quedan esa visita a conocer mi casa y por supuesto esa despedida “formal”. No sé si sabrá lo que puse de él en el messenger pero en cualquier caso, mucha suerte y acuérdate de los pobres ;-).
La verdad es que me doy cuenta de que no recuerdo casi las cosas que he hecho en el trabajo. En cierta forma es como si en el trabajo no tuviera conciencia de las cosas que hago fuera y viceversa. No es algo que esté mal, de hecho. Bueno, volviendo al “no trabajo”, el miércoles quedamos para salir y al final salimos a pesar de que la tecnología no lo puso fácil. La nota triste fue la mala noticia aguó la tarde. Pero bueno, la vida sigue y seguro que las personas afectadas se recuperarán pronto.
El jueves también pasó sin mucha gloria o debió hacerlo porque yo sólo recuerdo el partido de fútbol que esta vez sí pude jugar. La verdad es que nos dieron una buena paliza pues no había forma de que marcáramos un gol y a ellos le entraba todo. Pero a pesar de todo, a mí me gustó y por lo menos corrí un rato. A ver mañana qué pasa porque me temo que nuestras repetidas llamadas a la gente para que venga no surten mucho efecto. Ahh, también recuerdo que a pesar de dormir poco, la noche del miércoles al jueves descansé mucho y me levanté con poco sueño ... relativamente.
Y por fin llegamos al día de hoy, el día extraño o raro. Empieza todo esta mañana cuando me he levantado igualmente bastante descansado. He cogido el coche, upps, eso me recuerda otra cosa de ayer y es que tendré que llevar el coche al concesionario a que le revisen los frenos y el freno de mano. Por ahora no ha pasado nada pero tienen a mi juicio que aproximarle los frenos. Pues eso que empieza el día de hoy y tras coger el coche, he puesto proa hacia la tormenta. Era increíble pero conforme avanzaba sentía que me iba metiendo en la boca del lobo. A veces, giraba y tenías la sensación de que ibas a escapar pero sólo unos metros después girabas de nuevo y te encontrabas casi en la cima de la Cima del Destino o esperando el final del mundo o algo así. La verdad es que nunca había visto un cielo tan negro como el de hoy.
He aparcado, he cogido mi paraguas creyendo que el cielo se iba a derrumbar sobre nuestras cabezas y he iniciado mi jornada laboral. Al final no ha pasado nada y cuando he salido, tras recibir como siempre la mayor parte de las cosas a última hora, he salido pitando, con mi paraguas bien sequito hacia el piso donde a las 4 y media me debía esperar el fontanero del seguro de la comunidad. Llegué justo a tiempo pero a pesar de todo el fontanero llevaba unos minutos esperando. Y total para nada, para que me diga que probablemente es culpa de la vecina de arriba que sigue perdida en combate en Alemania y que en cualquier caso, el arreglo se debería hacer desde el piso de la señora. Éste parece que sabía algo más que el otro que vino y y que lo único que veía claro es que a eso había que meterle mano cuanto antes mejor.
Y tras irse el fontanero, yo he aprovechado para comer algo. Después he pensado que mejor me echaba un rato a dormir pero también me he acordado del tiempo que hacía que no escribía. Por este motivo, ahora voy a salvar esto para publicarlo cualquiera de estos días (preferentemente esta noche). Debería escribir también sobre Comares, aunque creo que esto tendrá que esperar un poquito. Como mínimo hasta que me despierte de la siesta :-P.
Un saludo, Domingo.
sábado, septiembre 22, 2007
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