viernes, marzo 16, 2007

Fin de semana 3/3

Bueno, casi que se me ha juntado un fin de semana con el otro, pero ¿qué le vamos a hacer?. Procedamos pues a dejar constancia del final del fin de semana, valga la redundancia. Aunque a decir verdad, el final del fin de semana ya se había producido. Ya lo decían los diccionarios cuando yo era pequeño, el domingo era el primer día de la semana. Cuadraba con eso de que el día sagrado judío era el Sabbath, el séptimo y último día en el que un desconocido Dios, más conocido entonces como Yahveh descansó después de haber creado algo que dicen se parece a un mundo.

Pero en algún momento entre hoy y hace 30 años (casi 20 me aventuraría a decir), el diccionario cambió y cambió hasta poner algo así:

domingo1.

(Del lat. dominĭcus [dies,], [día] del Señor).

1. m. Séptimo día de la semana, primero de la semana litúrgica.


Momento en el cual nos dimos cuenta de que el divorcio con el sistema inglés no se limita sólo a las unidades de medida o a por dónde se conduce, también al calendario pues ellos ponen el domingo como primer día de la semana también.

Pero bueno, en lo que a mi fin de semana respecta, el lunes fue el último día del fin de semana. Aproveché para levantarme tarde e ir al piso. Por el camino compré unas cosillas en el Carrefour tales como un quita-arañazos para el coche ya que algún alma caritativa me lo ha dejado que parece una cebra con tanta raya, unos limpia que todavía no he colocado y alguna cosilla más. Por cierto, la cremita para los arañazos, muy bien para esos arañazos superficiales o incluso para limpiar y que los arañazos que tiene parezcan más pequeños pero desde luego no eran ese producto mágico que yo no esperaba pero con el que sí soñaba. El coche me tendrá que durar todavía muchos años así que por ahora no me voy a preocupar de los arañazos.

Y vamos al grano. Llegué a mi casa, comí ... de los tupperware, sí, de los tupperware que me había llevado. Iluso de mí pensaba que sólo me llevaba algo para acompañar a lo que yo me haría allí. Hasta que vi la cantidad, claro. Si es que uno va camino de ser tupperware-dependiente que decía un amigo mío. La próxima vez me parece que diré que no, que ya me haré algo ... y así además cuido la línea ;-).

Tras la comida, estuve un rato haciendo algo, creo que conectado a internet con mi conexión "prestada" que de vez en cuando está accesible. Y después de eso, me cambié, me puse un bañador, una sudadera, unas zapatillas de deportes viejas y me dirijo a la playa. Llegué a la playa y vi que una de las calles paralelas al paseo marítimo están cambiando todo el suelo por unas losas así con el típico aspecto de mármol y formando un dibujo bastante bonito (a mi juicio). Creo que cuando llegue el verano eso estará precioso y dará gusto pasear por allí. Sin embargo, yo no había ido a pasear, ni siquiera a ver a las italianas que por allí pasaban en su camino ... a algún lado. Se ve que eran de un instituto de vacaciones por aquí.

Bueno, y llegué a la playa. Me deshice de las zapatillas (los tenis en malagueño) y de la sudadera y procedí a meterme en el agua. A escasos 30 metros de donde yo me encontraba, otro grupo de estudiantes con mayoría de componentes femeninas se bañaba. Y la verdad es que el nivel medio podríamos decir que estaba muy bien y que alegraban la vista. Yo decidí meterme en el agua y por supuesto con el resultado esperado. El agua estaba bastante fría. De hecho, tampoco es que el agua estuviera congelada de inicio, pero sí que se producía el ya conocido proceso de cierre general de las venas de las piernas que se negaban a perder calor así como así. Esa actitud tan hostil para con el agua provoca que uno sienta dolor y que tenga que salirse de nuevo para coger aliento. Dos o tres veces tuve que salirme autoexcusándome en que en realidad es malo meterse de golpe y que lo correcto es hacerlo así.

Eventualmente pude meterme hasta la cintura y entonces fue curioso ver primero cómo los ... reaccionaron de forma parecida a las piernas, aunque menos dolorosa y durante menos tiempo. En ese momento, pude meter las muñecas en el agua y aunque el frío seguía siendo considerable, sabía que en cuanto las muñecas (las mías no las que iban en bikini) se acotumbraran, el resto del cuerpo lo haría. Así fue y una vez metido por completo, llegó la ya casi olvidada sensación de placer y frescor. ¡¡¡Desde el 1 de Noviembre nada menos !!!.

Allí me estuve un rato, contemplando el cielo, contemplando las olas a ras de ... agua y pensando en que a pesar de todo, esa ondulación natural era mucho mejor que las típicas que se obtienen por ordenador, aunque fuera aquélla que hizo una empresa de software española para los efectos especiales de las Grietas del Destino en "El Señor de los Anillos, El Retorno del Rey".

Y tras un relajante baño, procedí a salir del agua sopesando si ayudar a dos chicas que andaban haciéndose fotos la una a la otra por si querían una foto con las dos juntas. ¿Quién va a negarse a tan galante proposición?. A todo esto, ya había identificado el idioma y el acento como inglés americano por lo que el idioma ni siquiera sería un problema, al contrario que si hubieran sido italianas jejeje. Al final me contuve y no propuse nada. Recogí mis cosas, me lavé la arena de los pies y me dirigí de vuelta a casa. Por el camino pasé al lado de un grupito de tres o cuatro guiris y aproveché para saludarlas (dos de ellas estaban practicando su escaso español). Resultó ser que eran canadienses en vez de americanas. De hecho cuando les confesé mi confusión, un poco más y se me escandalizan. ¿Cómo es posible?, me vinieron a decir jejeje.

Charlé con ellas un par de minutos, seguro de que entendieron mi acento casi tan bien como las personas que conocí en Chicago, esto es, nada de nada. No sé pero debo tener un acento muy británico porque los ingleses más o menos sí se enteran bien cuando yo hablo, pero los americanos ni pillan ni papa que diría aquel. Tras esta breve e inofensiva charla, me dirigí a mi casa donde conecté el calentador, me duché, perreé un rato, recogí todo y por último, volví a la casa paterna a cenar y dormir.

¿El fin de semana?, pues al menos muy interesante a la par que ocupado. Veremos a ver qué tal se presenta éste pero por lo pronto este viernes ha sido mucho más tranquilo, en lo personal, en el trabajo ha sido ... mejorable. Y es que estos franceses .... casi que se le quitan a uno las ganas de aprender francés :-P. Pero bueno, mi francés escrito mejora y el hablado más o menos también, así que si este año voy a Bruselas, me costará mucho trabajo y tendré que acudir al inglés pero alguna que otra cosa creo que sí podré decir en francés.

Bueno, pues creo que esto es todo. Ahora iré a ver si leo un rato que hace tiempo que no lo hago, y mañana a ver cuánta gente se presenta en el campo de fútbol. Mucho menos de la necesaria, seguro. Pero ... ¿qué le vamos a hacer?.

Un saludo, Domingo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno, hablando de domingos yd e italianas (aunque canadienses a la postre), debo decirte que en italiano, el domingo se dice "Domenica", que traducido literalmente al castellano es "dominga", así que juntandolo todo un poco, el domingo, no es ni el primer ni el último día de la semana, es el dia de las "domingas"....

un beso

Domingo dijo...

Sólo un par de aclaraciones.

Por un lado, había dos grupos, uno por la calle de italianas (o hablantes de algún idioma que yo identifiqué como tal) y otro en la playa de canadienses (salvo que me engañaran).

Por otro, eso será en Italia o al menos en italiano. Aquí en el blog el día de las "domingas" fue el lunes :-P.

Otro beso.