¿Me pierdo el mundial?. Mejor dicho, de forma afirmativa, me pierdo el mundial, así creo que escribía el año pasado cuando más o menos por estas fechas, mi rodilla derecha decía basta a causa de lo que al final pareció ser una distensión del ligamento (es mi conclusión y, como no soy médico, lo mismo acierto y todo :-D).
Un mes después harto de la inactividad salí a correr con mi fiel rodillera y aunque me dolía, al acabar la horita de deporte, la rodilla no se quejaba más de lo normal. Poco a poco, paso a paso, el tendón debió ir cogiendo el tono acostumbrado y al final llegué para el mundial (aunque Luis no me seleccionó).
Pues algo así me vi hace un par de semanas, la semana antes de ir a Zurich. Y ya estaba contando yo con que en Zurich me lo iba a pasar de muerte dando cojetadas y aprovechando la más mínima oportunidad para poner la rodilla "en cabestrillo". Todo empezó el lunes con una ligera molestia sin aparente sentido pues si bien el sábado me habían arreado un par de pataditas (tampoco muy fuertes), el domingo jugué sin ningún tipo de problemas.
El martes la situación se agravó pues el malestar se hizo patente y andar se convirtió ya en un ejercicio desagradable. El miércoles ya directamente cojeaba, tanto que hasta acompañé a una compañera de trabajo embarazada para que no fuera solita por el ascensor de la tercera a la primera planta :-). El jueves fue igual que el miércoles y como consecuencia, no fui a jugar al fútbol. Me disculpé con el resto de compañeros (mejor dicho, pedí que me disculparan) y decidí también descansar el sábado en un último intento para poder llegar a Zurich en las mejores condiciones. El viernes remitió bastante el dolor y mis esperanzas renacieron. Informé de mi decisión de no forzar el sábado.
Ese mismo viernes tuvo lugar la fase de mayor ajetreo pre-curso. Anduve de arriba a abajo llevando portátiles a la gente, copiando el programa y demás. Faltaron dos, el mío y el de un compañero que estaba de curso en Madrid. Me los dieron a las tres menos cinco, bueno en realidad los tuvieron preparados a las tres menos cinco pero yo los recogí a y veinte cuando me dijeron que se tenían que ir :-D. Mi rodilla no es que agradeciera el peso extra de portátiles y bolsas (dos de cada) pero tampoco me chilló mucho, lo cual es de agradecer.
El sábado cumplí mi promesa de no madrugar ;-) y por la tarde, preparé los portátiles para el día siguiente. Ya por la tarde/noche preparé la maleta. Al final elegí la pequeña aunque me quedé con ganas de haber cogido la mediana. Después comprobaría que la pequeña sería suficiente (aunque la mediana tampoco hubiera molestado) y que en realidad yo era el que más cosas llevaba, maleta, mochila, zapatillas de deporte etc.
Total que el domingo me levanté, empecé a prepararme, recibí una llamada diciendo que había una cola como un demonio para embarcar para Zurich, movilicé a todo el mundo y yo mismo me dirigí al aeropuerto (en este caso me dirigieron). Una vez allí, las cosas de rigor y para adentro del avión. ¿La rodilla? bien gracias.
Llegamos a Zurich, saco 100 francos suizos del cajero y ... pago 50 al taxista. Parece ser que mi don de lenguas (más la fama que el don) me serviría para ponerme al lado de los dos taxistas, el de ida y el de vuelta. El taxi, uno de ésos que se puede llamar marcando el 44-444-444-444 (o algo así pero en cualquier caso, mucho mejor que nuestro 952-333-333 y a la sazón rival del taxi 44-777-777-777) era apropiado para 5 personas y allá que nos llevó al hotel.
Estuvimos en la habitación y tras un breve descanso que aproveché para deshacer la maleta y esas cosas, salimos a dar la primera vuelta por Zurich. Llegaríamos andando hasta el centro, visitaríamos gran parte del centro y volveríamos también a pie y por supuesto muy cansados.
¿Y la rodilla? Pues no tan bien pero al menos se comportó :-). De hecho, también se comportaría al día siguiente y a partir del tercero ya no daría ningún síntoma más de dolor. Es más el sábado siguiente jugué al fútbol de forma absolutamente normal, aunque sí con mucho sueño, pero eso es otra historia. Y hablando de historias, ésta se acaba aquí que ya es hora de dormir.
Un saludo, Domingo.
miércoles, mayo 23, 2007
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