jueves, enero 11, 2007

Baltasar

No recuerdo cuál era mi rey favorito de pequeño. Intuyo que sería Melchor pero también resuena en mis oídos el nombre de Baltasar. Imagino que sería el que más le gustaba a mi hermano, mis primos, mis padres o mis tíos. Imagino también que el hecho diferencial que lo distingue de los otros dos podría tener algo que ver. ¿Quién sabe?. El caso es que creo que a mí el que me gustaba era Melchor, el más sabio, poseedor de esa sabiduría que sólo dan los años. Una barba blanca serena y reposada, barba que empieza a ser rala en algunos sitios e hirsuta en otros. Una barba que no tiene la exuberancia de su compañera morena o pelirroja y que ha visto mucho más mundo que la joven perilla del rey subsahariano. Aunque eso puede cambiar perfectamente pues por ahí he leído también que el lampiño era Gaspar y el barbudo Baltasar. Por cambiar puede cambiar hasta su origen pues la wikipedia dice que Melchor era un moreno asiático y Gaspar un blanco europeo. Si no hubieran pillado a la Wikipedia en algún que otro renuncio hasta estaría corrigiendo lo anterior ;-). Pero bueno, para lo que voy a contar ahora tanto monta.

El caso es que el que me gustaba era Melchor, quizás por eso de que llevó el oro o de que simbolizaba a mi juicio esa sabiduría que me hubiera gustado tener incluyendo quizás algo más de inteligencia emocional aunque eso es otro tema. Sin embargo, a pesar de todo esto, el que se ha pasado este año por mi casa es Baltasar. Ha sido además un Baltasar de luces y sombras; unos treinta años, moreno (dizque a causa de que los rayos solares inciden en su tez sábados y domingos durante un par de horas), con una poblada perilla negra que a sus abuelas disgusta y calvo para terminar de rematar la jugada. Ya podía haberse puesto peluca. Total, ¿no se untan otros betún?

Y además encima impuntual. Digo esto porque la fecha elegida no ha sido la usual. Se pasó antes de lo previsto para traer un sillón de masaje (también dizque de oferta en sumobel según cuentan las malas lenguas) para mis padres. Se pasó después de lo previsto para traer Ángeles y Demonios, La Fortaleza Digital y La Conspiración, todos ellos de Dan Brown para mi hermano y un saquito de carbón negro para mí. Ponía por algún lado que el contenido del saco era comestible y que hasta podría estar bueno, sin embargo. No he querido probarlo pues el carbón es siempre carbón, un castigo para el alma y no vamos a convertirlo además en un castigo para los dientes.

Estaba haciendo memoria y como en mi casa nunca ha sido costumbre que los Reyes vinieran con cosas para los mayores, y por otro lado yo siempre he sido bueno, hasta ahora nunca me habían echado carbón. Tengo que tomármelo por tanto como una llamada de atención. Se ve que algo he debido hacer mal en los últimos doce meses y sin duda mis fracasos más sonados han sido en el terreno sentimental así que todo me lleva a pensar que ese tal Rey Baltasar (tengo que tener cuidado o me acusarán de xenófobo y racista) me castiga por ello. Es ya lo que me faltaba, yo lo intento, me sale mal y encima carbón. ¿No podía ser esto como la LOGSE que por poner voluntad te aprueban?.

En fin, de nada sirve lamentarse, simplemente toca tener más cuidado este año para que el próximo no se repita este desaguisado. Por otro lado, también si lo hago mejor y teniendo en cuenta la diferencia de regalos con el resto de la familia de este año, quizás el que viene me toque a mí el regalo bueno. En eso habrá que confiar entonces.

Un saludo, Domingo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Piensa en positivo, con el carbón que te ha dejado el negro y una estufilla que te compres vas a estar calentito lo que queda de invierno.
Históricamente los reyes suelen ser magnánimos sólo con los auténticos cabroncetes así que tus reyes por muy magos que sean no deberían ser una excepción, por lo tanto, que les follen. Si no te han traido lo que pediste, consiguelo tú por tus propios medios y el año que viene se lo restriegas por la cara al negro, al barbudo y a toda su cuadrilla de pajes y camellos.

Oli (uno más en el Blogmundo)