sábado, marzo 03, 2007

Las mujeres

verdad.

(Del lat. verĭtas, -ātis).

1. f. Conformidad de las cosas con el concepto que de ellas forma la mente.

2. f. Conformidad de lo que se dice con lo que se siente o se piensa.

3. f. Propiedad que tiene una cosa de mantenerse siempre la misma sin mutación alguna.

4. f. Juicio o proposición que no se puede negar racionalmente.



Éstas son las primeras acepciones de la palabra "verdad" en la RAE. La primera es especialmente esclarecedora y especialmente útil y apropiada para los comentarios de la entrada anterior. A pesar de todo y relacionando esto último con las mujeres en general, acudo aquí a una frase a la que me he encontrado acudiendo cuando el otro partenaire ("La otra", de aquí en adelante) ha hecho caso omiso de mis cuitas (en la acepción española, no la de Amércia Latina. Y esta frase no es otra más que ... "Todo el mundo tiene derecho a equivocarse, no voy a ser yo quien te prive del tuyo".

Esta frase, que probablemente suene hasta pretenciosa, la modifico aquí y ahora para convertirla en: "Todo el mundo tiene derecho a equivocarse, yo reivindico el mío". Con esto imagino que deben quedar zanjadas las posibles discusiones, si es que las hubiera.

Vamos pues a lo que realmente quería contar en esta entrada que no es más que divagar un poco acerca del género que más problemas de cabeza me da fuera del trabajo :-D. Decía nuestro amigo A.C. Oliver (de aquí en adelante: "El que ya no va al fútbol") que las mujeres y los jefes siempre mienten. Resulta un pelín escalofriante que esa parte pueda ser verdad, sobre todo en cuanto ellas se suelen quejar de nuestra falta de sinceridad. Sin embargo, en mi caso y cada uno que analice el suyo, creo que la norma general ha sido que yo he demostrado con hechos que soy, si no transparente, sí translúcido, mientras que "La otra" ha sido translúcida, si no opaca. Pero claro, se trata simplemente de una percepción personal y algo que para nada puede elevarse al nivel de categoría.

Sin embargo, sí que quería sacar a colación un razonamiento que un amigo me contó hace unos meses y que creo haber visto reproducido en papel por algún lado. Se trata de la volubilidad de las mujeres visto desde un punto de vista absolutamente lógico y objetivo. El razonamiento (que yo comparto con matices) es el siguiente:

Nosotros, todos, nos movemos por impulsos, hacemos las cosas que nos parecen lógicas pero influenciados por nuestro estado de ánimo en cada momento. Un ejemplo palpable de esto es que hay gente que se suicida cuando por ejemplo se va a hacer público tal o cual cosa o cuando se da cuenta de que ha cometido un crimen horrendo o simplemente cuando cree que su misión en esta vida ya ha acabado. Por tanto, sí que parece evidente que las cosas nos parecen lógicas o no y las hacemos o no, influenciados por nuestro estado de ánimo. Y ¿dónde está la relación con las mujeres?. Pues es evidente, la mujer sufre, va sufriendo continuos cambios hormonales que entre otras cosas provocan que tengan diferentes estados de ánimo y consecuentemente que vayan cambiando de parecer con más frecuencia de la deseable. Ya lo decía Verdi, "la mujer es voluble como una pluma al viento, cambia de idea y de pensamiento".

He aquí una página sobre tan famosa ópera.
http://luiyo.blogspot.com/2004/11/rigoletto.html

Y aquí otra que parece dar la razón a mi amigo (claro que es de otro hombre).
http://www.elmundo.es/yodonablogs/2006/06/12/miscircunstancias/1150105247.html

Y es aquí donde yo me hago la siguiente pregunta. Considerando como cierto y por tanto "verdad" que "La otra" cambia más de opinión (esto por otra parte puede ser entendido, malentendido mejor dicho, por mí como falta de sinceridad) convirtiéndose así en una posible y plausible explicación para el comentario "del que ya no va al fútbol". Como digo, considerando esto, ¿cómo de profundos son esos cambios que sufren las mujeres?. Me explico, si en vez de humor u opinión fuera temperatura, qué serían, ¿un par de grados, lo suficiente para dar fiebre? ¿unas décimas? ¿o quizás una única décima si no menos?. Es decir, aunque sea una cantidad detectable, ¿es una cantidad que realmente condiciona tanto lo que la mujer dice, siente y piensa?

Se aceptan respuestas ... femeninas también y por cualquiera de los canales que conozcáis para poneros en contacto conmigo.

Un saludo, Domingo.

1 comentario:

A.C. Oliver dijo...

Te remito a mi blog para una mayor aclaración de mis ideas tanto en este post como en el anterior. Con respecto a las mujeres, yo creo que mienten por naturaleza, porque aun les queda reminiscencias culturales de lo que culturalmente, valga la redundancia, era una "buena mujer" en otra época, que no era más que la que se callaba, mentía y ponia buena cara a todo, por eso las peores mujeres son las no van de frente, las hipocritas, esa es la distinción que tienes que hacer de aqui en adelante, las mentirosillas son inofensivas, las hipocrítas son lo peor. Guardate de ellas.

Oli, aprendiz aconsejante