sábado, noviembre 03, 2007

De bautizo

Bueno, hemos llegado hace un ratito del partido de fútbol de los sábados, partido que está empezando a parecerse a lo que era. Dos sábados seguidos con 8 personas sobre el campo es casi para recordarlo. De hecho, ahora mismo lo recordamos pues lo tenemos muy fresco y todavía nos parece mentira :-). Ahora caben dos posibilidades, o esto tira para arriba y remonta el vuelo (con dos o tres más asiduos que aparezcan así lo haría) o esto se mantiene un par de semanas y vuelve a caer. No jugaré a Rappel, prefiero el fútbol sala de los sábados, pero ojalá que sea la primera.

Y tras el partido de fútbol, a coger algo de fuerzas y a prepararse para "EL EVENTO" con mayúsculas. La verdad es que la protagonista no se va a enterar de mucho, salvo probablemente que tendrá un montón de personas a su alrededor diciendo lo guapa y grande que está y lo bien que le queda la mantita de Hello Kitty :-). Justo al lado, estarán los orgullosos padres sonriendo y atendiendo a unos y otros y un pasito detrás los padrinos de la criatura. Sí, hoy es el gran día. Contando un año y pico a partir de aquí es probable que la niña me empiece a llamar "parrino" :-).

Lo único malo es que en medio de la alegría, de vez en cuando pensaremos un poco en los ausentes, en los que no han podido o querido venir por una u otra razón y en los que han venido y se han tenido que marchar deprisa y corriendo porque lamentablemente ha fallecido un familiar.
Y es que asumiendo ese concepto básico de la filosofía oriental y china en particular que es el Ying y el Yang, las parejas de antónimos Vida/Muerte, Felicidad/Tristeza así como todas las demás, no pueden desligarse y siempre habrá algo que no haya salido como te hubiera gustado. En particular hoy, todos hubiésemos deseado que ya que la principal protagonista no va a enterarse de mucho (yo al menos no recuerdo nada del mío y dicen por ahí que no recordamos nada de los tres primeros años), desearíamos que todos los familiares y amigos fueran todo lo felices que quepa ser durante al menos unos instantes. Pero bueno, los imponderables del destino siempre tienen a bien jugar un rato con nosotros, al menos de vez en cuando.

Es la una y media, quedan cuatro para el bautizo y ahora mismo no deseo otra cosa más que esa niña que no llega a los tres meses, llegue a viejecita recordando con cariño que su si ella fue una gran mujer, fue en parte (chiquitita pero parte) gracias al consejo y ayuda de su padrino. Quizás por esto me gustan tanto los niños; son la promesa de todo y a la vez un reto. Capaces en un futuro de lo mejor, lo peor y lo normal y, en gran parte, está en ti el guiarlos disfrutando tú con sus logros muchos más que con lo poco o mucho que tú hayas podido conseguir. Ojalá sea así y sus padres se sientan muy orgullosos de ella; yo también lo haré.

Un saludo, Domingo.

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