viernes, noviembre 30, 2007

Otro tironcillo, Pauling

Pues ya está, vamos a por el segundo tironcillo. Y éste tiene relación con Linus Pauling. Aunque antes de hablar de este hombre a quien yo personalmente no conocía hasta hace poco (de hecho hasta el mismo día que conocí la existencia de ese fantástico pueblecito austriaco), comentaré por encima algo que "alguien" ya sabe. ¿Y a cuento de qué este cambio de tercio?. Pues a cuento de que al ir a aplicar la correspondiente etiqueta a la entrada, he visto que la ya penúltima entrada era la de las frases. Y en ese momento he recordado que "alguien" me copió una frase para utilizarla en el messenger :-P.

¿Y me molestó eso?. Pues no, para qué nos vamos a engañar. Tampoco es que me molestara lo siguiente que en todo caso me hubiera molestado más. Resulta que tras meses deshojando la margarita por fin ese alguien se ha aprestado a caerse de la acémila, diría que como San Pablo pero San Pablo tenía más categoría y se cayó del caballo, uno percherón muy bonito que para qué nos vamos a engañar, no podía competir con los finos caballos árabes de Ben-Hur (Rigel, Aldebarán, Antares y dos o tres nombres más de estrellas), pero que lo llevaba y lo traía sin cansarse mucho.

Pues eso, que por fin parece haberse quitado la venda de los ojos, esa venda que quien más, quien menos, todos hemos tenido en algún momento puesta. Y es que ya se lo decía yo, aclara las cosas que lo único que vas a conseguir es estar sufriendo durante más tiempo. Pero de tres amigos que le aconsejaron, prefirió no hacer caso a la mayoría absoluta que es lo que suele pasar con la gente que está muy interesada en política :-P. Y así le fue. En fin, tranquilidad que a partir de ahora viene lo bueno, ya verás.

En otro orden de cosas, también ha habido por ahí otra crónica de una muerte anunciada, al menos anunciada por una de las partes hace ya algún tiempo, cuando casi no había empezado. ¿La culpa de alguien?. Pues no sé, yo sólo tengo una de las versiones pero evidentemente si esta versión es más o menos fidedigna, o no es culpa de nadie o en el peor de los casos es culpa de la otra persona que no ha creído lo suficiente. Y es que por mucho que yo ponga de ejemplos, casos cercanos en los que la distancia no ha sido un problema, la obstinada realidad nos demuestra una y otra vez que si bien no hace las cosas imposibles, sí que las dificulta considerablemente. Y el mensaje, igual que el anterior. Tranquilidad que a partir de ahora viene lo bueno, ya verás.

Y aunque el caso no es exactamente el mismo, también aprovecho para felicitar pública y a la vez anónimamente ese cumpleaños que, como ya imaginaba, se me olvidó en ese día en concreto. No ha sido un buen año el último para ti, para qué nos vamos a engañar. Las diferencias entre el año pasado y éste son notables, a pesar de que prácticamente todo lo que hay ahora estaba entonces y viceversa. Es más que nada el pensar que nunca llegarán los tiempos buenos. No soy nadie para dar consejos, pero siempre los doy. Eso sí, siempre advierto que los consejos están para escucharlos y no para seguirlos; sobre todo los míos. Ya más de uno se estará hartando de la frase, pero bueno, es lo que hay :-). Así que en tu caso, no desesperes. No sé si recordarás alguna entrada en la que he hablado de que cuando era un niño y estaba en la playa me gustaba meterme en el agua y resistir el embate de las olas sabedor de que cuando pasaran 40, 50, 60 años sería el mar el que ganara, al menos esa batalla la iba a ganar yo. Y me iba muy satisfecho a mi casa tras haber presentado batalla. Pues eso, no desesperes, sigue presentando batalla, sigue luchando por lo que anhelas que algún día llegará. Yo sólo puedo desearte que sea pronto.

Y tras este paréntesis más prolongado de lo que yo había previsto en un principio, a hablar de Pauling. Aunque antes de Pauling contaremos cómo se inicia todo.

Todo empieza un día normal de trabajo en el que un compañero me ofrece un caramelito rico en vitamina C. En el envoltorio podemos ver cuántos miligramos de vitamina C tiene cada unidad y el porcentaje diario correspondiente según la cantidad recomendada por la OMS si mal no recuerdo. Así que empezando a contrastar los datos, busco en internet y por supuesto sale la Wikipedia a mi rescate:
http://es.wikipedia.org/wiki/Vitamina_C

Ahí entre otras cosas vemos las dosis diarias recomendadas por diferentes institutos, llegando a cantidades que parecen ridículas por lo grandes que son si se me permite el oximoron. En particular destaca la última, la de Robert Cathcart que va subiendo la dosis diaria hasta que aparece diarrea. Para él la cantidad diaria recomendada es justo la cantidad inferior a la aparición de la diarrea ... "p'haberse cagao" ... con perdón.

Pero realmente la que me llamó más la atención fue la del instituto Pauling. Imaginaba que no sería "Pauli" el del principio de exclusión sino un "Pauling" que no sabía muy bien por qué se había interesado por la Vitamina C. Y así llegué a la biografía de este hombre:
http://es.wikipedia.org/wiki/Linus_Pauling

La verdad es que me resultó muy interesante, no sólo por las cosas que sabía, las que investigó, lo del coche eléctrico y demás sino porque además tras ser diagnosticado de una grave enfermedad, la forma en la que la controla y sus investigaciones en otros campos de la ciencia. Vamos se puede decir que todo un renacentista moderno, que no es más que lo que me hubiera gustado ser a mí ;-). Pero bueno, no todo el mundo puede ser Pauling :-O.

Y con esto, que es en realidad menos de lo que pensaba hablar/divagar sobre Pauling, lo dejamos por ahora/hoy ya que tengo que empezar a prepararme. Tener un día libre está bien ya que uno descansa, pero por otro lado la tarde se te puede presentar atareadilla también jejeje.

Seguiremos contando.

Un saludo, Domingo.

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