Bueno, habíamos quedado en que llegábamos al hotel. Antes de nada, para Giovanni, la respuesta es que no. No dio tiempo a ver nada de nada. Simplemente vimos el ayuntamiento por fuera ya que pillaba de camino entre el sitio donde nos dejó el autobús y el teatro. Una lástima porque tanto Úbeda como Baeza, pero en especial Úbeda es un sitio que hace unos años que tengo ganas de conocer mejor. Ya puedo decir que he estado, pero no que lo conozca.
Total, que entramos al hotel. El hotel tenía pinta de ser un pelín antiguo, aunque la verdad es que se encontraba bastante bien conservado. Bajamos unas escaleras y, por el hueco, junto a nosotros una lámpara que pendía de un cable larguísimo hacía las veces de Péndulo de Foucault. Entré en la sala que nos había tocado en suertes después de exteriorizar el malestar que aquejaba a mi vejiga. Por cierto, los dibujitos de las puertas de los servicios tenían su gracia y me quedé con dudas acerca de si debía fotografiarlos o no puesto que aún siendo graciosos, tampoco era algo sublime la verdad.
Pues el caso es que entro en el salón y me preguntaba ... "A ver quién me toca ahora de compañero de mesa". Recordé a la amable pareja con la que compartí mesa en el Seminario hace ya dos años y tras revisar con la mirada si mi amiga la del autobús estaba cerca, jejeje, me senté en una mesa en la que había un señor que había venido con nosotros en el autobús. Al poco llegaron (o se sentaron) otros y la mesa se pudo considerar cerrada.
Dio la casualidad (o quizás no, no lo sé) que la mesa la formábamos personas de diversa procedencia. Había un matrimonio, a mi izquierda, de ubetenses o al menos vivían allí. Rondarían los 50 años y ella la verdad es que era todavía muy guapa, sin duda, en su juventud tuvo que ser un bellezón. Con estos señores de Úbeda fue con los que más hablé.
También intercambié alguna que otra conversación con los que estaban a su izquierda, unos señores del Puerto de Santamaría. Además, curiosamente, ambos me resultaban familiares, sobre todo él. Por eso, en un primer momento, pensé que eran malagueños y los había debido ver en el autobús. Pero no era así. Lo curioso fue que fue él quien me preguntó si nos conocíamos. Resultó que era profesor de instituto pero también tenía una empresa de informática y formación y venía de vez en cuando por el Parque Tecnológico ya que convinimos que debíamos conocernos de eso aunque la verdad, todavía no sé muy bien de qué porque es bastante improbable que yo lo conozca del trabajo y realmente su cara me sonaba demasiado como para ser sólo de haberlo visto pasar una vez de visita por la empresa.
A continuación se encontraba una pareja de Chiclana con la que no hablé mucho, la verdad. Es más luego les mandaría la foto que les hice y el correo que me dieron resultó no ser correcto o al menos me rechazó el mensaje.
Las siguientes eran dos hermanas de Mijas y por último, justo a mi derecha, el matrimonio que había cogido el autobús y que también era de Mijas. Con ellos también hablé algo aunque, la verdad, el tipo de conversación de este hombre no era precisamente ésta que te embelesa y que desearías que no acabara nunca :-).
Bueno, pasemos ya a la comida. Lo primero fueron los típicos embutidos en los que, como nota diferencial, se había incluido a la mojama. Lo siguiente, lo que en otro caso hubiera sido un primero, fue un surtido, un pequeño menú degustación diría yo de delicatessen variadas. Todo estaba muy bueno en general aunque la verdad es que las delicatessen eran sobre todo productos de freiduría. Eso sí, destacaron "las gabardinas perfectas" que vestían las gambas. Qué cosa, nada de rebozado, una gabardina gambera con todas sus letras :-). Finalmente, como plato fuerte, o escalopines de cerdo o dorada al horno. Yo pedí la dorada y si bien estaba buena, tampoco es que vaya a matar yo por ella y encima tenía muchas espinas.
Acabando la comida alguno, creo que la mujer del profesor, me preguntó la edad que tenía y comentó algo así como que debía haber sido un ejemplo de constancia. Contesté, expliqué que intercalaba sangre y plasma y para mi propia sorpresa, el ubetense resulta que llevaba 62 donaciones mientras que yo iba por la 69 (pronto será la 70 e intentaré que coincida con mi aniversario como donante; 10 años, 70 donaciones). De esta donación pillaron ripio las hermanas y luego en el autobús iban hablando de que tenían que preguntar para ver cómo iba lo del plasma, jejeje. Hago un inciso para comentar que si bien estoy muy orgulloso de ser donante e igualmente estoy muy orgulloso de llevar casi 70 donaciones puesto que esto es algo que he hecho yo, no lo ha hecho nadie por mí ni ha sido heredado, no entiendo lo de donar plasma "para conseguir más donaciones" sino porque realmente es un tipo de donación necesitada y si tú puedes pues perfecto. Yo, por ejemplo, si tuviera que elegir sólo entre sangre y plasma elegiría plasma puesto que sé que donantes de sangre tienen para parar un tren y de plasma ... de plasma no tanto.
Volvemos entonces a la comida para prácticamente darla por acabada. Aunque no la daremos por acabada sin antes comentar que los señores ubetenses nos explicaron lo que había pasado con el alcalde. La excusa oficial era que tenía tres actos en Baza pero hay que tener en cuenta que ni siquiera mandó un representante al acto, así que la excusa no sirve de mucho. Lo que había pasado en realidad es que tras gobenar en coalición con el PA (algún día quizás explique por qué obligaba yo siempre a los dos partidos más votados a formar coalición para evitar las extorsiones de los mini-partidos) y tras pensar que iban a a ganar las elecciones con la gorra, resultó que había pedido la mayoría absoluta y ahora PSOE e IU (creo) iban a formar gobierno y el alcalde entrante resulta que tomaría posesión justo al día siguiente. Así que se supone que quiso evitar "propaganda" para la ciudad que pudiera llevarse su rival socialista. No soy yo muy dado a estos exabruptos pero ... ¡¡¡menuda memez!!!.
Allí en la comida se encontraba precisamente la segunda del PSOE para la alcaldía de Úbeda y era una hematóloga que estaba allí precisamente por su condición de hematóloga. Una vez que pasó por nuestro lado, la señora ubetense la llamó a capítulo para desearle todo tipo de parabienes y también para hacerle saber el descontento con la actitud del alcalde saliente. La señora comentó que ellos lo harían bien y tal y cual. Nada nuevo bajo el sol.
Y con esto ... yo creo que con esto podemos dar por acabada la comida. Hice unas fotos que luego distribuí y debo reconocer que sólo el de Mijas ha sido el único que me ha respondido dándome las gracias.
A continuación, nos montamos en el autobús y salimos de Úbeda con más facilidad de la que entramos jejeje. Me dediqué a dormir la mona pero no antes de que me encontrara que mi sitio había sido "usurpado" de nuevo. Me fui yo mismo a otro que estaba libre pero sus anteriores ocupantes no tardaron en aparecer reclamándolo así que volví a irme a otro nuevo sitio para encima tener que escuchar al señor mayor decir que a ver si me decidía que iba a probar todos los sitios; que primero había estado allí, luego allá, luego acullá etc. Yo le comenté que salvo el primer cambio que fue para dormir más cómodo, el resto habían sido forzados, al haberme quitado alguien el sitio y además le acusé sibilinamente de espiarme. El hombre se ofendió (no esperaba menos) y empezó a justificarse así que al menos conseguimos cambiar el guió relativamente pronto pues tampoco tenía muchas ganas de que aquel hombre, con pinta de graciosillo, la cogiera conmigo toda la tarde :-).
Pronto se normalizó la cosa y, entre siesta y siesta, estuve hablando con el señor y la señora y resultó que eran los tíos de Pily, una compañera de facultad a la que hace mucho que no veo y que, cosas de la vida, en Sevilla hizo amistad con un compañero de trabajo y su mujer. Bueno, pues el caso es que estaba de baja porque había tenido un niño hace unos meses. Luego comentándolo con él, me dijo que por lo visto no había pasado demasiado buen embarazo y la verdad es que no me extraña pues se trata probablemente de la persona más hipocondríaca que yo haya conocido nunca. Me la imagino pensando que cada movimiento del niño significaba algo malo ... en fin, según parece todo fue bien. Eso me recuerda a Estefanía, compañera del trabajo a la que también le quedan un par de semanas para dar a luz. Esperemos que todo le vaya perfecto también.
Otra anécdota con los "vecinos" es que una de las dos hermanas con las que había compartido mesa y que previamente me habían quitado el sitio, dijo que le dolían los pies y que ese asiento era mucho más incómodo que el que tenían antes. Dijo además sin preguntarle nadie que su hermana era la que se había empeñado en coger el sitio y la verdad es que no sé por qué, quizás porque el asiento se podía echar más para atrás al no tener nadie detrás, sólo el hueco de la escalera. En fin, que al final les salió el tiro por la culata porque no contaban con que ese asiento estaba unos cuantos centímetros más alto que el resto y esto les impedía poner los pies en el suelo. Y es que ya lo dice alguna que conozco yo, los viejos es que son muy trabajosos :-D. Por lo pronto, nosotros a ver si llegamos.
Y ya casi llegamos al final, falta parar en Loja. Paramos allí, en el área de servicio del lado opuesto al de por la mañana, el Manzanil Área. Allí aproveché para comprar alguna cosilla que tenía ganas de comprar. Vi algunos de los dulces que, años ha, traía mi padre cuando paraba allí. Y compré los huesitos de santo. Pensé en comprar unos suspiros o algún otro pero al final me decidí por el queso de almendras. Por cierto, tendría que mirar dónde ha ido a parar que lo mismo se lo han zampado ya todo jejeje. Allí vi también alguna cosilla que me gustaba para el piso pero la verdad es que no veía claro qué sitio podía ocupar así que allí se quedaron.
En fin, volvimos a salir para darle el último tironcillo al día y aproximadamente una hora después llegamos a Málaga. Allí, en la acera opuesta a donde habíamos partido, nos hicimos un par de fotos y con estas cada uno volvió a su casa.
Bueno, creo que esto es más o menos todo lo que dio de sí un día de hace algo más de una semana. Hoy lo que queda es saber si dentro de unos minutos mi equipo de Hattrick se salva definitivamente del descenso directo y entra en promoción o si nos la jugamos en la última jornada de liga contra un equipazo ... en su casa.
¿Mañana?, mañana será día de boda. El atuendo está todavía por decidir y la hora ... bueno, aprovecharemos ahora que no me lee para rogar que llegue puntual :-P.
Un saludo, Domingo.
viernes, junio 22, 2007
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