A finales del año pasado, si mal no recuerdo, hablaba yo de los encuentros y desencuentros que con otras personas había tenido y de las respuestas que entonces se cruzaron. Creo que hablaba en particular de un vecino de la comunidad y de un compañero de fútbol, argentino para más señas. Pues bien, hoy volvemos a la carga con el fútbol pero esta vez con el fútbol de los jueves.
Resulta que el grupo de los jueves es un grupo muy sano, divertido, con ganas de pasárselo bien y si encima es posible, anotar algún que otro gol. Hay por supuesto sus más y sus menos, la gente que piensa que debían haberle pasado el balón y no se lo han pasado, la gente que quieren controlarlo todo y mandar a todo el mundo dónde debe o no ponerse, el resto de la gente menos él y está él.
Reconocerlo es muy sencillo. Basta ir a ver un partido de fútbol y si nada te llama la atención es que no ha ido. Si por el contrario sales diciendo ... ¿y quién es ése que ...?. Pues entonces es que ya lo has visto. Para dar más pistas, se trata de un tío cuarentón, atlético, con una muy buena planta de futbolista, es rápido, técnico, la golpea bien ... pero parece argentino :-D.
Tiene un problema evidente y es un problema de saber estar y/o saber jugar. El problema empieza porque se encuentra en posesión de la verdad. Nunca se equivoca, se equivocan los demás, el que no ha subido o no ha bajado o no ha centrado o ... y él tiene permiso para quedarse mirando mientras todo esto ocurre. A continuación lo que hará será buscar una oreja atenta ante la que poder rezongar y dará igual que esta oreja sea de su equipo o del rival y que sus quejas sean sobre alguien de su equipo o sobre algún rival; ahí habrá empezado el show del día.
Lo siguiente que hará será intentar demostrar que él es mejor que el resto. Cogerá un balón, intentará encarar, irse de su rival y si no puede hacerlo fácilmente, cuando sienta el más mínimo se parará a ver el suelo de cerca con el fin de observar detenidamente la velocidad con la que crece el césped artificial. Y lo que es tirarse puede hacerlo dos o tres veces en un partido perfectamente, comentando a quien quiera oírlo lo malos (malvados) que son los rivales que sólo lo paran haciendo faltas. Tras pasar un minutillo o así en el suelo agarrándose el tobillo, volverá a andar cojeando sensiblemente y tras otro minutillo o así ya estará en plenas condiciones para una fenomenal carrera.
Una apartado particular debe abrirse en los saques de esquina. En esas circunstancias, hagas lo que hagas vas a acabar defendiendo con los brazos y más concretamente dándole un codazo en la espalda, zona de su cuerpo particularmente sensible a los golpes. Yo he tenidos dos "incidencias" de este tipo y en particular la primera fue muy graciosa. Yo me encontraba detrás y el balón le iba a él. Ambos saltamos, yo hacia arriba y él hacia atrás pues el balón se le iba. Pues bien, su espalda chocó con mi pecho y no sé muy bien cómo el balón le rebotó y acabó dándole en la cara. Y ahí estuvo un rato como si le hubieran dado una paliza hasta que se levantó y se incorporó.
La segunda vez iba andando de espaldas hacia mí, yo puse el brazo para pararlo y tras sentir el contacto empezó a recitar aquella vieja oración de que los defensas sólo saben defender con los codos y tal. Ésa fue la única vez que "perdí", en cierta forma, los nervios. En realidad lo único que me entró fue un ataque de incontinencia verbal y en vez de hacer caso omiso de sus comentarios, le sugería que se pusiera algo en la espalda para evitar ese tipo de golpes. No le sentó excesivamente bien, pero bueno.
Al siguiente partido tuvo una bronca fenomenal con otro de mi equipo que casi acaba en tangana. Luego estuvo un partido sin venir y ya este jueves resurgió cual fénix. La verdad es que no estuvo del todo mal, dentro de su línea. Hay que tener en cuenta que a pensar de lo incómodo que resulta jugar con él, es un buen jugador y es normal que marque varios goles.
Y esta vez empezó como siempre a criticar a los demás cuando no le pasaban o cuando no lo hacían como él quería. Hasta que hubo una jugada en la que me quedé esperando su desmarque y éste no sucedía. Esperé y esperé hasta que al final la eché y no corrió por ella. A continuación me hace un gesto con el dedo y el ojo que no supe interpretar muy bien. Si hubiera sido otro, hubiera pensado incluso que era un: "no lo he visto, perdona", pero en él esto me extrañaba, claro está. Así que le pregunté directamente que qué quería decir y me respondió/recriminó que no sabía si la iba a pasar o no dando a entender que debido a mi incapacidad de decirle con gestos que la iba a echar, él no había corrido. Ése fue el momento del título de la entrada pues le comenté simplemente ... "No te preocupes, la próxima vez lo haces bien y ya está".
No sé si es que no se enteró o no lo comprendió o qué pasó pero lo cierto es que se mantuvo callado (a saber lo que le diría a los defensas rivales). Es más, luego me comentó un par de cosas pero aparentemente en un tono constructivo muy diferente al que suele utilizar.
Y es que saliendo ya de la anécdota, debe haber pocas cosas que descoloquen más que el que te cambien el guión. Todos, yo el primero, estamos acostumbrados a un cierto guión. Por volver al caso, yo supuestamente debía haberme excusado o en el mejor de los casos haberle criticado por no correr, pero cualquiera de los dos eran previsibles. Sin embargo, el hecho de actuar de forma irónico/paternal y decirle eso debió sacar la partida de ajedrez de lo preestablecido para pasar a un estadio nuevo e inexplorado que quién sabe cómo acabará.
No es algo que hiciera de forma consciente en ese momento, pero sí es algo que intentaré hacer a partir de ahora pues me parece una buena forma, o al menos una mejor forma de enfrentarse a este tipo de circunstancias. Viene esto también un poco a cuento de otras circunstancias laborales y de un curso sobre comunicación con personas culturalmente diferentes que recibí justo ayer. El curso me pareció aplicable no sólo al ámbito en que estábamos analizando sino a tu vida en general. Y es que no se trata más que de usar un poquito tu Inteligencia Emocional para o bien evitarte problemas o bien buscar/iniciar soluciones.
La Inteligencia Emocional, ésa misma que yo muchas veces he llamado "puro sentido común", nos dirá que la mejor forma de empezar a ganar un conflicto es evitándolo. Al fin y al cabo esto es como el boxeo, cuantos más puños al aire tire tu rival, más se cansa él, menos te cansas tú. Por cierto, son curiosas algunas expresiones que han pasado a la lengua coloquial provenientes, probablemente, del boxeo.
Así, de primeras se me ocurren: ganar a los puntos, ganar por KO, tener cintura, tener pegada o no bajar los brazos. Del omnipresente fútbol hay también, por ejemplo, casarse de penalty. Pero va a ser que no es lo mismo.
Y bueno, ya es hora de ir cerrando. Toca realizar algunas de las tareas pendientes y si esta entrada no queda del todo redonda, no pasa nada, la próxima vez lo haré bien y ya está :-D.
Un saludo, Domingo.
sábado, diciembre 15, 2007
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1 comentario:
Que grande eres campeón. Un abrazo.
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